En un espacio de tiempo relativamente el sentimiento de culpabilidad apareció en tres ocasiones en mi vida.
La primera fue, como no, una película que accedí a ver con una cierta desgana pero ante la cual sucumbí por su delicadeza .En “El Lector” una impresionante (y me quedo corto) Cate Winslet nos da un precioso recital de erotismo literario entremezclado con el famoso sentimiento de culpa del alemán, del que nos hablaba Karl Jaspers. Un inteligente drama cargado de graves silencios e incomodas declaraciones. De amor y desconcierto pero sobre todo de culpa. Ideal para ver con tu pareja una tarde de sábado aburrida, es un filme que tiene desde un somero erotismo hasta un apabullante juicio.
Basada en la novela del mismo titulo escrita por Bernhard Schlink nos cuenta la historia de ichael Berg, un joven de 15 años, que es ayudado por Hanna Schmitz, una mujer que le dobla la edad. Ambos comienzan un apasionado y secreto idilio, hasta que Hanna desaparece un día misteriosamente dejando a Michael confuso y desconsolado. Ocho años más tarde, siendo estudiante de Derecho, Michael asiste como observador a un tribunal donde se está juzgando a colaboradores de la Alemania Nazi y se queda atónito al encontrarse de nuevo con su antigua amante, esta vez, como acusada.
Hay algo que me llamo la atención de sobremanera, en un determinado momento de la película el protagonista lee libros a Cate Winslet, y entre obras mayores como la Odisea o El amante de Lady Chaterly tiene el enorme placer de incluir una lectura, Tintin, que desafortunadamente en este país aun seguimos considerando como arte menor: los comics.
No paso mucho tiempo hasta que mi pareja me pidió que le hiciese un comentario de texto para una asignatura de libre elección, el texto consistía en un artículo de José Álvarez Junco titulado “El falso «problema español»”. Otra vez el sentimiento de culpa por ser español y las vicisitudes de crear una identidad nacional que nos resultara grata. He aquí la segunda vez que la culpa asolo mis pensamientos. Fue simpático tener que realizar un trabajo de clase a mi pareja, lamentablemente ella pensó que me había excedido y recorto mi margen de actuación pese a todo consiguió (o mejor dicho conseguí) una buena nota por ello
Y por ultimo hace poco he tenido una dura conversación sobre ética y el sentimiento de culpabilidad con una amiga. Estaba en la triste dicotomía de elegir entre lo correcto y lo que la hacía feliz, entre su novio de toda la vida y su amante. Desgraciadamente opto por la opción más ética y a la vez la más infeliz, aun sigue con su pareja. Y no la culpo por ello, es más fácil conformarse con lo conocido (por muy aburrido que sea) que atreverse a adentrarse en la incertidumbre de lo novedoso. Lo siento por su amante pero ya lo dijo Benavente:” las mujeres, por lo general, suelen amar a quien menos se lo merece, prefieren dar limosnas antes que premios”
Todo el mundo se culpa de algo o culpa a alguien. Yo no, ya no me siento culpable, tan solo confundido…y un poco triste.