Como acabar el año

Era una tranquila tarde de domingo en la que,  por extraño que parezca, la resaca no había  hecho acto de presencia. Tampoco sufría delirios.

Había llegado el momento. No me preguntes por que, pero todo tiene su momento, su instante decisivo. Y yo soy impulsivo, mal que me pese.

Poco a poco caían al suelo retazos de mis últimos años, dejaban rastros por todo el suelo de la estancia a la vez que iba rememorando como surgieron.

No hubo lagrimas, ni tan siquiera un triste adiós. Tan solo era el momento.

Ahora reposan en el fondo de una bolsa aquellas ilusiones

El tacto es diferente

Ahora siento más frio en la cabeza

Adiós pasado, hola futuro