No trates de hablar, solo filma (Diary of the dead)

Hay quien llama a todo director con mas de 60 años de “maestro”, yo solo lo hago con quien se lo merece. George A. Romero mas que maestro yo lo tacharía de “artesano” Tampoco es que haya hecho nada interesante tras su primer film haya por los 60´s, la archifamosa “La noche de los muertos vivientes”; venga, vale, sí, Creepshow o Two Evil Eyes (junto al incombustible Dario Argento) pero no son suficientes para elevarlo a los altares, aunque si para calificarlo como director de culto, titulo mas que merecido y que dejaría en bragas a esos jovenzuelos oligofrénicos imitadores de Tarantino, que tanto abundan hoy en día. Pero el interés acerca de Romero radica, no solo en ser capaz de mantener viva una franquicia con el paso de los años (pese a no ser el primero) si no que hay que concederle el honor de ser el creador del arquetipo zombi en la cultura popular.

"Diary of the dead" es su nueva película financiada por el propio Romero de manera independiente y que, en el fondo, no es un simple film de terror, si no que George vuelve a sus orígenes para plasmar una profunda reflexión sobre la cámara y lo que capta: la sociedad deshumanizada, el racismo, los medios de comunicación modernos, la obsesión de la sociedad por los reality shows. Recupera de forma magistral el espíritu del primer film de su saga adaptándolo a los tiempos que corren, para que la frialdad de la cámara te lo muestre lo mas crudamente posible, con un estupendo uso de la cámara subjetiva (aunque por momentos nos recuerde a la Bruja de Blair) Recurre, como hiciera en “La noche de los muertos vivientes”, una vez mas a la escasez de maquillaje y efectos especiales tradicionales, utilizando tan solo en contadas ocasiones los medios digitales (que, todo hay que decirlo, se notan demasiado)

El resurgir de los muertos vivientes pilla a un grupo de universitarios rodando una película de terror, como parte de un proyecto de fin de carrera. Cuando advierten el peligro que les acecha, todos emprenden un viaje de regreso a sus hogares (único lugar que creen seguro, criaturitas!) en donde chocaran con la realidad más descarnada: El desconocimiento, la locura, la histeria colectiva, la psicosis, el caos.

Cada minuto se suben a Youtube 8 horas de video, por lo cual muchos “sabios” de las nuevas tecnologías pronostican el colapso de la red. Romero, en cambio, analiza esas estadísticas tratando a Internet como elemento unificador y sostenedor de la veracidad en medio de tanta manipulación informativa. Los protagonistas recurren constantemente a las nuevas tecnologías (como algo demasiado habitual en sus vidas) sin preguntarse en ningún momento: Y si cae la red?

Romero nos ofrece una lección magistral sobre como rodar una película sin desperdiciar toques de humor negro: Impagable la escena del Amish, puro delirio, o incluso el cumpleaños y el payaso. Aunque sin duda la escena de la discusión de la pareja (convenientemente montada por uno de los protagonistas) es el ejemplo perfecto del metalenguaje en el cine y la televisión actual.

En su contra cabe destacar que desperdicia ciertos momentos de tensión narrativa, melodramáticos si se quiere; se suceden de vez en cuando situaciones poco creíbles, mas por la actuación de sus protagonistas que por el guión en si, resultando demasiado tranquilos cuando se encuentran ante una situación tan anómala como caótica. La elección de actores es bastante penosa (casi todos ellos televisivos) ya que en ningún momento trasmiten verdaderos sentimientos. Incluso me atrevo a afirmar los zombies son mas expresivos que los propios protagonistas. Solo salvaría de la quema a Michelle Morgan, su protagonista femenina, que sin ser ningún prodigio convence minimamente.

Hay detalles pequeños que no se nos deben escapar (esa caja de whisky Glenfiddich o la sociedad formada por los afroamericanos “we got the power!”) Así como cameos muy especiales (todos ellos como locutores de las noticias, solo salen sus voces) de Simon Pegg, Wes Craven, Stephen King, Tarantino, Guillermo del Toro e incluso Romero se reserva un pequeño papel en la película como jefe de policía.

Quédense con la frase final del film, una más que interesante reflexión: ¿De veras merece la pena que nos salven?