viernes, 20 de junio de 2008

Que duro es contar la verdad [Todos los hombres del presidente]

Hace unos cuantos fines de semana acabe en un rastrillo organizado por no se que fundación benéfica para recaudar fondos destinados a cualquier chuminada (salvación de la ballena de lomo blanco o por la recuperación del escarabajo pelotero canario) Entre ropa de segunda mano, muebles aparentemente restaurados y cachivaches de lo mas variopinto había un puestecillo con libros de segunda mano y películas en DVD. Todo el mundo se tiraba a por las películas (algunas eran infumables productos de serie Z) y yo aproveche la falta de cultura de los foráneos que por allí pululaban, para rebuscar alguna joya entre tanta edición impresa. Y así fue, había una colección -tristemente incompleta- sobre novelas llevadas al cine que tenia muy buena pinta, pese a que la gran mayoría me las había leído en mis años mozos (uy! si parezco un viejo con esta frase). Me compre 3 libros: una novela negra de William Irish (seudónimo de Cornell Wollrich, todo un gran desconocido), “El negro sendero del miedo”, autentica novela pulp de los años 50, de la cual desconocía su existencia. Y también caí en la tentación de llevarme “Los niños del Brasil” de Ira Levin tan solo por que me recordó la magnifica interpretación de Gregory Peck como el sádico Doctor Mengele (uno de los personajes mas detestables de la historia) en un estupendo film, lastima que la novela no este a la altura. Me decepciono en demasía.

Entre estas dos estaba la joya que esperaba encontrar: Todos los hombres del Presidente” de Carl Bernstein y Bob Woodward, la novelizacion de los hechos que contribuyeron al descubrimiento de los entresijos del Watergate y la posterior caída de Richard Nixon. Seguramente muchos pondrán los rostros de Dustin Hoffman y Robert Redford a Bernstein y Woodward a raíz del magnifico film de Alan J. Pakula.

En un tiempo en que la catadura moral del periodismo se ve puesto en tela de juicio por la intromisión de la prensa rosa o de personajes de la catadura moral de Jiménez Losantos, este libro desvela alguna de las claves para el ejercicio correcto de tan honrada profesión. Más de uno debería aprender de ellos. Los esfuerzos de los protagonistas por corroborar la información, las vicisitudes de enfrentarse al poder, ese informador anónimo (hasta el día de hoy) de nombre pornográfico ”Garganta profunda” que, ya de por si, es uno de los mejores personajes de la historia moderna, hacen de este libro una recomendación

Es una lectura densa, compleja e influenciada en demasía por el estilo escueto y periodístico de sus autores. Más de una vez se perderán, como yo, entre sus múltiples nombres que asoman por sus páginas, pero a la vez se sentirán irremediablemente absorbidos por las aventuras que implica el escribir sobre la corrupción de un gobierno, así como la decadencia de la democracia.

Premio Pulitzer al margen, este es todo un pedazo de historia y a la vez un magnifico tratado sobre la ética periodística enfrentada al poder, sobre la necesidad de informar verazmente (pese a quien le pese) y sobre dos hombres que tan solo con sus palabras derrocaron a un paranoico y mentiroso presidente. Aun no me entra en la cabeza que le hayan dado el premio Príncipe de Asturias de la comunicación a Google (después del escándalo de cómo cedieron ante China estos falsos adalides de la libertad de información) en vez de al Sr. Woodward(que estaba nominado y realmente se lo merecia)

Les dejo que, pese a conocer la historia, tengo ganas de saber como acaba este maravilloso libro.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Seguro que la voy a ver, además me gustó el argumento y la forma en que la comentas, la hizo atractiva.
Cómo estas vos?. Yo abri un blog nuevo, ya te contaré via mail.
Abrazos enormes!!

Anónimo dijo...

El mamoneo en las entregas de premios ye así. Algo sacarán por de bajo de la mesa. La pelí es la ostia, el libro..., puede que me atreva con él, aunque si tu dices que es denso... Saludos.