Si algo da buen resultado, por que no repetirlo una y otra vez? O, al menos, eso debe pensar Frank Darabont; quien, una vez visto los buenos resultados de Cadena Perpetua, volvió a repetir con otra adaptación del (antiguamente) llamado maestro del terror, Stephen King, en esa estupenda película llamada La milla Verde ( ambas emitidas hasta la saciedad por televisión) Para no caer en el error de hacer algo novedoso Frank vuelve a optar por llevar a la pantalla otra de las novelas de King: The mist (la niebla), pero esta vez con desigual acierto.
Como en casi todas las novelas de King la acción se sitúa en Castle Rock, un pacifico pueblecito de Nueva Inglaterra al que nunca me mudaría, dado que allí siempre pasa algo y no precisamente bueno. En este caso se trata de una misteriosa niebla que envuelve el pueblo de la noche a la mañana y, como no!, trae consigo grandes males y desdichas para su población; en dicha niebla se esconden unos extraños seres que devoran a todo humano incauto que encuentran en su camino. Así pues a los protagonistas los pilla de lleno en un supermercado, convirtiéndose este en un microcosmos representativo de la especie humana. Y es ahí donde falla Darabont, desperdiciando una excelente oportunidad para realizar un exhaustivo análisis de la conducta humana en situaciones extremas, quedándose excesivamente corto en su planteamiento y rozando por momentos el ridículo. Podría al menos haberse fijado en esa estupenda película que es “The Host” de Joon-ho Bong y quizás le hubiera salido un film más redondo, atractivo y acertado. Lo mismo sucede con los efectos especiales, una mezcla de Lovecraft con un tratado de exobiología, que mas que producir pavor dan risa.
Al menos tiene la suerte de contar con un estupendo elenco de actores secundarios, de los de toda la vida. Magníficos Frances Sternhagen (como la típica abuelita entrañable y siempre sensata) o William Sadler, que siempre borda sus papeles de prototipito paleto norteamericano (gorra de béisbol y mono de garaje). Pero por encima de ellos esta la siempre gratificante presencia de Marcia Gay Harden, a quien muchos recordareis como la apocada mujer de Tim Robbins en Mistic River, resultando ser su personaje de fanática religiosa mucho mas letal que la dichosa niebla que rodea la película, y sin duda lo mejor de la misma.
Como supuestos protagonistas nos encontramos con Laurie Holden, que cada vez esta mucho mas acertada en sus interpretaciones ; y el bueno de turno, Thomas Jane, cada día mas destinado a ser el Cristopher Lambert de la actualidad (lo cual obviamente no es sinónimo de calidad)
Como en casi todas las novelas de King la acción se sitúa en Castle Rock, un pacifico pueblecito de Nueva Inglaterra al que nunca me mudaría, dado que allí siempre pasa algo y no precisamente bueno. En este caso se trata de una misteriosa niebla que envuelve el pueblo de la noche a la mañana y, como no!, trae consigo grandes males y desdichas para su población; en dicha niebla se esconden unos extraños seres que devoran a todo humano incauto que encuentran en su camino. Así pues a los protagonistas los pilla de lleno en un supermercado, convirtiéndose este en un microcosmos representativo de la especie humana. Y es ahí donde falla Darabont, desperdiciando una excelente oportunidad para realizar un exhaustivo análisis de la conducta humana en situaciones extremas, quedándose excesivamente corto en su planteamiento y rozando por momentos el ridículo. Podría al menos haberse fijado en esa estupenda película que es “The Host” de Joon-ho Bong y quizás le hubiera salido un film más redondo, atractivo y acertado. Lo mismo sucede con los efectos especiales, una mezcla de Lovecraft con un tratado de exobiología, que mas que producir pavor dan risa.
Al menos tiene la suerte de contar con un estupendo elenco de actores secundarios, de los de toda la vida. Magníficos Frances Sternhagen (como la típica abuelita entrañable y siempre sensata) o William Sadler, que siempre borda sus papeles de prototipito paleto norteamericano (gorra de béisbol y mono de garaje). Pero por encima de ellos esta la siempre gratificante presencia de Marcia Gay Harden, a quien muchos recordareis como la apocada mujer de Tim Robbins en Mistic River, resultando ser su personaje de fanática religiosa mucho mas letal que la dichosa niebla que rodea la película, y sin duda lo mejor de la misma.
Como supuestos protagonistas nos encontramos con Laurie Holden, que cada vez esta mucho mas acertada en sus interpretaciones ; y el bueno de turno, Thomas Jane, cada día mas destinado a ser el Cristopher Lambert de la actualidad (lo cual obviamente no es sinónimo de calidad)
El paradójico final (aquí es donde te has lucido, Frank) me recuerda inevitablemente al final desolador de “El increíble hombre menguante” (1957), del maestro Jack Arnold, al menos en su planteamiento (aunque las dos películas no tengan absolutamente nada que ver), produciendo una sensación angustiosa a la par que gratificante (algo raro en el cine de terror de hoy). Quizás en el caso de The mist, este final se vea un poco desdibujado por no ahondar en la tensa situación en que se ven inmersos los 5 últimos supervivientes, pero es sin duda uno de los pocos aciertos del film.
Miedo, pánico y terror no son elementos que se puedan asociar a esta película, en todo caso esos son los sentimientos que me produce el saber que Frank Darabont esta preparando el guión de otro innecesario remake: Fahrenheit 451. Ahora ya pueden gritar.
1 comentarios:
Ya nadie nos va a sorprender con alguna película de terror interesante?....
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